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Aprendiendo a desaprender

Autor: Emilio Castellote, Business Transformation & CiberSecurity Strategy Senior Consultant y CX Ambassador de Contact Center Hub

Durante años hemos ido acumulando todo tipo de conocimientos e información. Ahora es momento de aprender a desaprender para evitar convertirnos en “Diógenes del conocimiento”.

Muchos de los conocimientos adquiridos a lo largo de la última década nos ayudaron a ser más eficientes, aprendiendo a optimizar el tiempo para ser más productivos.

La sociedad está inmersa en un continuo cambio, y las empresas se están esforzando para readaptar sus modelos de negocio a una nueva realidad digital, que establece un mercado completamente diferente.

La relación con el cliente, ha experimentado un giro de 180º. Antes eran las empresas quienes daban el primer paso en la relación comercial y ahora son los clientes quienes suelen dar ese primer paso.

Los entornos laborales han evolucionado para adaptarse a las nuevas relaciones con el cliente. También han tenido que resolver la coincidencia de 5 generaciones diferentes trabajando de forma simultánea en un sistema empresarial muy heterogéneo.

El actual modelo de aprendizaje, fomenta el aprendizaje entre las diferentes generaciones, intercambiando conocimientos y habilidades en aras de la adopción de una nueva forma de trabajo y relación con el cliente más ágil y personalizada.

La formación debe ayudar a personas muy diferentes, en herencia cultural y generacional, a encontrar un fin común donde cada uno aporte su granito potenciador. Es necesario adquirir nuevas habilidades y formas de trabajo, lo que implica inicialmente hacer un trabajo de desaprendizaje.

¿Y en qué consiste ese desaprendizaje?

Los hábitos y creencias forjados a lo largo de años determinan la forma de pensar, tomar decisiones y actuar de las personas.

El desaprendizaje es un trabajo de toma de conciencia que ayuda a las personas a comprender, que al igual que la tecnología ha ido evolucionando a medida que dejaba atrás avances tecnológicos que quedaron obsoletos, ellas también deben dejar atrás ciertos conocimientos y hábitos del pasado para abrirse a otros nuevos.

Aprender a gestionar la obsolescencia del conocimiento será una de las áreas principales de desarrollo formativo en las empresas, ya que es un factor clave en la adaptación al cambio, y a su vez, impacta directamente en la actitud de la persona.

Ya lo dice la famosa fórmula “V= (C+H) x A” que define el valor de la persona (V) como la suma de Conocimientos adquiridos (C ) y Habilidades desarrolladas en la aplicación de dichos conocimientos (H) y donde es la Actitud frente a cualquier situación (A) el factor multiplicador en el valor de la persona.

La velocidad de los cambios que sociedad y empresas están viviendo implica una rápida capacidad de adaptación, incorporando nuevos procesos y capacidades a desarrollar.

El desaprendizaje consciente puede parecer un paso atrás en esta vertiginosa carrera de cambios, pero será necesario para poder mantener el ritmo frenético de nuevos conocimientos, habilidades y actitudes que nos depara el futuro inmediato.

emilio castellote

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