Hasta hace unos años, el contenido audiovisual dominante tanto en los medios de comunicación tradicionales estaba elaborado por los departamentos de marketing y comunicación de las empresas. Como espectadores, los relatos que consumíamos estaban construidos por compañías que trataban de vender un producto, servicio o experiencia. Sin embargo, la llegada de las redes sociales ha «democratizado» el papel de creador de contenido audiovisual, ya que los propios usuarios son los que generan contenido y ya no es una función exclusiva de las empresas.
Personas jóvenes que no tienen ningún tipo de experiencia ni formación en comunicación han conseguido conectar con los usuarios de las redes sociales gracias al dominio de las herramientas digitales de edición y retoque, así como por la realización de un contenido más cercano. Actualmente, cualquier persona puede generar su propio contenido cuando graba videos de sus planes: cenar en un restaurante, ir de viaje, jugar al fútbol o enseñar las compras que ha realizado ese día. Este contenido se basa en compartir experiencias por redes sociales como Instagram, Twitter o TikTok, el cual ya tiene valor al generar miles de interacciones tal y como hablamos en el uso del streaming en la experiencia de cliente.
Las redes sociales: los medios 2.0
En este contexto, los influencers y los líderes de opinión han aprovechado esta oportunidad en términos económicos y de relevancia. Esto ha sido aprovechado por las empresas para conectar de una manera diferente con la audiencia, haciéndolo a través de estas personas. Este formato de contenido multimedia se basa en la realización de videos que promocionan una experiencia o un producto concreto, son lo que se conoce como los medios 2.0.
Instagram y TikTok se han convertido en las plataformas más relevantes de difusión de dicho contenido. Los videos duran entre pocos segundos y un par de minutos, en el que se seleccionan planos y fotos en un orden concreto con una música de fondo que acompaña el ritmo del montaje. Esto no es nada especialmente nuevo, ya que es como un anuncio convencional pero adaptado al funcionamiento de las redes sociales y las herramientas que esta ofrece.
En estos casos concretos, en los que una marca quiere promocionar una experiencia o producto a través de un creador de contenido, la finalidad del video es más promocional que narrativa o explicativa, ya que se expresa una valoración personal sobre las cualidades del producto. Por otra parte, las marcas, desde sus cuentas en redes sociales, también crean este tipo de videos cuyo contenido y edición esta determinado por la red social en la que va a presentarse. Por ello, la forma en la que los jóvenes crean contenido en las redes sociales ha condicionado cómo las marcas generan contenido audiovisual. Las redes sociales, con sus funcionalidades concretas, son las que han impulsado este cambio.
Este tipo de publicaciones ya se han instalado por completo en nuestro día a día, debido a que nuestro smartphone se ha convertido en una herramienta en la que entran todo tipo de estímulos todo el rato. Por último, explica La Vanguardia que estos videos rompen con la estructura cronológica, ya que pueden realizarse siguiendo una asociación de colores, la afinidad entre localizaciones e incluso según las personas que salgan en el video.
