La expansión de la inteligencia artificial (IA) está dejando su huella en diversos sectores, y los servicios sanitarios no son la excepción. Este avance tecnológico no solo conlleva mejoras en la atención médica, sino también la aparición de nuevas profesiones y el crecimiento significativo de otras.
La coordinadora de postgrados del Área Jurídica y profesora de Derecho Administrativo de la Universidad Europea y también abogada en activo, Nuria Rodríguez Dos Santos, señala que “se espera que la integración de la IA en hospitales y entornos médicos genere una serie de nuevas profesiones esenciales para el funcionamiento eficiente y ético de estos servicios como, por ejemplo, juristas especializados en Nuevas Tecnologías y Desarrollo de Sistemas de IA, especialistas en Compliance o Ingenieros Biomédicos”. En cuanto al personal sanitario en activo, la experta asegura que “la formación en nuevas tecnologías ya es imperativa. No obstante, la incorporación de normas éticas y deontológicas se vuelve esencial para evitar responsabilidades legales. Esto incluye una formación rigurosa en protección de datos y Derecho Sanitario, así como en el ámbito de los derechos y deberes con respecto a menores y personas bajo coadyuvación en su capacidad de obrar”.
Por otra parte, el catedrático de Salud Pública y director de IASalud de la Universidad Europea, Juan José Beunza, afirma que la implementación de la IA en hospitales está marcando cuatro cambios fundamentales. En primer lugar, “se observa un cambio de enfoque del médico especialista al paciente, donde el médico se convierte en un supervisor activo de la salud del paciente. Además, se vislumbra una deslocalización del servicio médico, pasando de consultas especializadas como canal principal de la relación médico-paciente a la comunicación remota mediante herramientas específicas”. Asimismo, Beunza advierte que “se anticipa una transición de una atención basada en síntomas y signos a un diagnóstico prematuro en fases preclínicas, e incluso al diagnóstico pre-enfermedad basado en modelos predictivos”. Por último, “se suma a la medicina basada en la evidencia, la medicina personalizada y de precisión, alimentada por datos personales y la sensorización remota en tiempo real, tanto médica como, sobre todo, no médica (dispositivos inteligentes o smart)”.
No obstante, la implementación de la IA también plantea desafíos significativos. La privacidad de los datos surge como una amenaza principal, “ya que la necesidad de datos para entrenar modelos de IA puede comprometer la confidencialidad de la información de los pacientes”, explica el catedrático de Salud Pública y director de IASalud de la Universidad Europea quien también indica que “la posibilidad de errores en los algoritmos de machine learning constituye otra preocupación, ya que fallos en estos sistemas podrían tener consecuencias negativas para los pacientes. Además, la inercia tradicional en entornos sanitarios, caracterizada por la resistencia al cambio, podría ralentizar la adopción de innovaciones beneficiosas”.
En definitiva, la transformación impulsada por la IA en el ámbito de la salud no solo cambiará la atención médica, sino que también dará lugar a nuevas oportunidades laborales y exigirá una adaptación y formación continua para garantizar la excelencia en el servicio y el respeto a los principios éticos fundamentales.