Rara vez la tecnología, en este caso el big data, es incapaz de mejorar la calidad de un servicio, y la atención sanitaria, una de las preocupaciones más grandes de nuestro día a día, no iba a ser menos. La información es poder y la salud y el bienestar de las personas un derecho. Con estas dos premisas podemos llegar a la sencilla conclusión de que ambos conceptos están obligados, sí o sí, a entenderse.
Ya sea utilizada para mejorar la logística de trabajo de un centro, para reubicar a un número de pacientes en otro hospital, para controlar la propagación de enfermedades infecciosas o para conocer el volumen de ciudadanos vacunados, el big data es un gran aliado del sector sanitario.
No obstante, existe un impedimento grande que ralentiza el progreso de este tipo de tecnologías: la protección de datos de los pacientes y su privacidad.
La medicina del futuro
En la medicina del futuro los datos a gran escala, o macrodatos, tendrán una importancia inmensa. La experiencia del paciente será potenciada gracias a una mayor facilidad para detectar enfermedades, una mayor rapidez de gestión de las citas e incluso a la posibilidad de realizar videoconsultas, como ya se lleva a cabo en la actualidad, pero de forma más completa.
La interoperabilidad entra en acción
Otra de las grandes promesas futuras es la interoperabilidad. Se trata de un concepto que día a día gana protagonismo en el sector sanitario, ya que facilita una accesibilidad nunca vista.
Con la interoperabilidad existe la opción de que los
pacientes entreguen su historial médico en cualquier lugar
y allí dispongan de toda la información necesaria
Se define como la capacidad de movimiento y traslado de los datos entre diferentes organizaciones o sistemas. Es decir, con la interoperabilidad existe la opción de que los pacientes entreguen su historial médico en cualquier lugar y allí dispongan de toda la información necesaria para mejorar su experiencia como paciente.
Disponer de los datos de los pacientes alojados en una gran plataforma, al alcance de la mano de cualquier centro médico, generaría un sinfín de beneficios.
Gran ayuda en situaciones extremas
Una de las escasas enseñanzas positivas que podemos extraer tras la experiencia con la pandemia reside en el fuerte impacto del uso de este tipo de información para proteger al planeta de una amenaza en forma de virus.
Todo lo que ocurría en los centros de salud y hospitales se registraba, para posteriormente, comunicarlo a los organismos regionales correspondientes. Con toda esta información diaria se producían análisis, propuestas, teorías, etc, y se tomaban decisiones con el fin de encontrar las soluciones que ayudasen a salvar vidas.
La pandemia demostró la urgente necesidad
de tratar mejor los datos
Las cifras de vacunados, los infectados por zona geográfica, los números de teléfono de las personas que podrían haber tenido contacto, entre otro tipo de datos, es información indispensable para una situación de máxima alerta. Sin duda, la pandemia demostró la urgente necesidad de tratar mejor los datos.
Ejemplos de usos prácticos
Como ya hemos citado anteriormente, existen varios aspectos que, con la entrada del big data, experimentarían una gran mejora:
- Historiales clínicos de los pacientes
- Registro de actividad de los centros: pacientes tratados, material usado, enfermedades detectadas, tiempos de recuperación y ocupación de camas, etc.
- Resultados de pruebas médicas
- Recopilación de artículos científicos y literatura médica
