Autor: Carlos Díez de la Lastra, CEO Les Roches
Hablemos de datos. El incremento esperado en la inversión en IA para 2023 en España era de un 30%. La irrupción de ChatGPT ha hecho que ya se haya superado esta previsión, y que se hable de crecimientos que rozarían el doble. La inteligencia artificial conversacional de OpenAI, ChatGPT, ha alcanzado 100 millones de usuarios en tan solo dos meses. Es la aplicación que más rápido ha crecido en la historia.
La onda expansiva es imparable. También en el turismo. Según la OMT el único indicador que se mantuvo positivo durante la pandemia fue la inversión en innovación y tecnología, con intereses en inteligencia artificial (IA), ciencia de datos, blockchain, realidad aumentada y realidad virtual. Y aquí quiero recuperar una idea lanzada por la directora de Innovación, Educación e Inversión de la Organización Mundial del Turismo, Natalia Bayona en Fitur que afirmaba que «para generar dinero primero hay que tener ideas. El mundo académico tiene mucho que decir en este aspecto«.
No me canso de decirlo. Estamos ante una de las etapas más asombrosas de la industria de la experiencia (y me refiero a la hotelería, al lujo y al resto de subsectores que están ligados al turismo), donde la formación ha dejado de ser una herramienta de valor para ser un imperativo. Proteger e impulsar el turismo es nuestra prioridad, y solo hay un camino: más formación, en la base, y en los puestos directivos. Formación continua como necesidad dentro de un sector ágil, sensible a las tendencias y aglutinador de innovaciones y tecnologías.
Podemos hacer que la IA nos ayude a poner el foco en las personas y convertirla en un catalizador para la evolución, pero para llegar a eso debemos crear perfiles híbridos, capaces de interpretar el entorno, diseñar estrategias, e impulsar la creatividad y el talento digital sin olvidar el peso que las relaciones humanas tienen en el sector turístico. No podemos avanzar en la industria si no somos conscientes de la importancia que tiene la educación que ofrecemos en las aulas.
Es vital que los centros educativos integremos la inteligencia artificial en la vida diaria de los estudiantes, haciéndoles partícipes de los desafíos y trabajando el gen del emprendimiento. La clave está en convertir a los directivos hoteleros en líderes capaces de encontrar las mejores soluciones. ¿Cómo? Creando plataformas vivas de educación, estableciendo métodos experienciales que expongan al alumno a situaciones complejas, fomentando el diálogo con expertos, trazando programas de intercambio y utilizando avances con la construcción de campus inteligentes y laboratorios de innovación.
Un ejemplo de este esfuerzo es SPARK, una plataforma que creamos en Les Roches hace tres años y que hoy cuenta con 70 socios, más de 100 proyectos de investigación y 50 empresas emergentes a las que ayudamos en su progreso. Esto además nos da la posibilidad de involucrar a los alumnos en nuevas tendencias hoteleras. Tienen la oportunidad de testarlas, aportar ideas, y entender su impacto real en el negocio y en la experiencia que recibe el cliente.
Solo tres años y la demanda por encontrar soluciones eficientes aumenta cada día. Estoy convencido, la inteligencia artificial y la automatización serán decisivos este 2023 en la industria.
Nuestro objetivo, como entidad educativa, es que nuestros estudiantes, puedan tomar decisiones sobre innovación con la confianza de la experiencia y de manera acertada. Porque la clave, una vez más, no es si aplicamos inteligencia artificial, sino si esa inteligencia artificial me va a permitir dar un mejor servicio, con una mayor productividad y si es compatible con la estructura que tengo en ese momento. Spark, a mí me gusta verlo así, es un vehículo para innovar que tiene como misión mejorar la experiencia de los clientes y de los trabajadores. Su fin último es poner en valor el servicio humano. Más automatización e inteligencia artificial en pro de más humanos dando un servicio hiperpersonalizado a otros humanos. Más hospitality.
