En el trabajo se pueden experimentar muchas emociones. Positivas o negativas, pueden contribuir en gran medida a crear un clima laboral y motivar o desmotivar a los empleados. Por este motivo, es imprescindible que los líderes desarrollen la capacidad de regular sus emociones.
De todas las facetas de la inteligencia emocional, la regulación de la emoción puede ser la «habilidad maestra», así lo explica Marc Brackett, en su libro, Permiso para Sentirse.
Regular bien las emociones es hacer bien al entorno
La forma en que un líder maneja las emociones es fundamental para determinar si el resultado para el equipo será positivo o negativo. Una investigación ha concluido que las personas tienden a regular sus emociones de dos maneras: supresión o revaluación.
La mayoría de las personas las regulan mediante supresión, es decir, esconder sus sentimientos y pretender no sentirse molesto. Esto, a pesar de ser muy típico, conduce a una serie de resultados negativos para la persona y su alrededor. Si el líder oculta sus sentimientos puede crear un estado de estrés en el resto del equipo. La falta de autenticidad puede crear desconfianza en el entorno.
Dados los impactos negativos que provoca la supresión, expresar plenamente las emociones sería una estrategia más efectiva, aunque, las consecuencias de las mismas variarían según la forma de expresarlas.
La revaluación como estrategia más efectiva
Pensar que habrá otras oportunidades cuando algo sale mal, motiva al equipo y lo ayuda a calmarse. Una revaluación de las emociones de un líder crea un clima más positivo, caracterizado por la confianza, la comunicación y la motivación.
Una investigación muestra que la regulación de la emoción es una competencia clave demostrada por los líderes exitosos. Esto está relacionado con el hecho de que uno de los puntos de referencia de un líder fuerte es la capacidad de gestionar e influir en los estados emocionales de las personas con las que trabaja.
Los líderes deben ser capaces de inspirar e inculcar confianza en sus seguidores para ayudarlos a mantener la motivación y hacer frente a las dificultades. Para ser efectivos en esta tarea complicada, deben poder regular sus propios sentimientos de manera efectiva.
Según un estudio, la revaluación de las emociones de un líder en lugar de la supresión cuando ofrecían malas noticias puede ayudar mejor al resto de miembros de su equipo a manejar las respuestas de ira. Los seguidores de los líderes que usaron la supresión en este paradigma expresaron más enfado y obtuvieron actitudes negativas hacia sus líderes.
Piense en el problema como un desafío y no como una amenaza
La creciente evidencia indica que evaluar los problemas como un desafío, en lugar de una amenaza, ayuda a las personas a concentrarse en la tarea en cuestión y a considerar los pasos que deben tomar para tener éxito. Un marco de desafío crea resiliencia ante el estrés.