La nueva era de la inteligencia artificial (IA) ha llegado con avances tan significativos como cualquier otra invención de los siglos anteriores y afecta a muchísimos sectores. De hecho, resulta complicado pensar un un ámbito que no se haya visto afectado o se vaya a ver afectado en los próximos años.
Sin lugar a dudas su irrupción ha transformado la forma en que las empresas operan y toman decisiones. De hecho, una de las principales áreas de impacto de la IA en las empresas es la automatización de procesos, la cual no únicamente mejora la eficiencia y la productividad, lo cual impulsa la experiencia de cliente, sino que también reduce los costes operativos.
Chatbots, asistentes virtuales… Todas estas herramientas son de gran ayuda, pero las marcas deben adaptarse a ellas de forma correcta, ya que los riesgos que se enfrentan al utilizarlos nunca deben subestimarse.
Incertidumbre y polémica entre la ciudadanía
No todos los peligros van a rodear a las compañías. Los usuarios también necesitan conocer y entender el método de uso de la IA para no incurrir en acciones erróneas o no ajustarse a la ética que rige nuestra sociedad. Por ejemplo, como explicó David Mills, Presidente de Ricoh Europa, en nuestra entrevista exclusiva, algo tan sencillo cómo buscar la forma en la que saludar en un idioma desconocido está lleno de matices, ya que no siempre detectará el contexto que más se adapte a tus necesidades y puede ofrecerte una solución equivocada.
Existen muchísimos informes, reflexiones, análisis, conclusiones acerca de su uso, su problema ético y la formación que quizá necesita la sociedad para gestionarla de la mejor manera. Por ejemplo, Rebeca Yanke firma una reflexión muy potente, en la sección de laboratorio del el Diario El Mundo, en la que afirma que «la tecnología no tiene ética, pero la humanidad depende de ella». Por otro lado, el gigante Forbes suelta la bomba contraria al mencionar la posibilidad de que la inteligencia artificial y el ChatGPT eliminen hasta 300 millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Habrá quien los tilde de alarmistas, habrá quien piense que estos trabajos se adaptarán a otros más tecnológicos… el tiempo dirá.
La inteligencia artificial aún no es una herramienta perfecta
No obstante, en el día de hoy nos enfocaremos en los peligros que afrontan las empresas. Cada oportunidad también puede convertirse en un riesgo, ya que si dejas pasar muchas de ellas, quizá estés firmando la sentencia de muerte de tu compañía.
En este sentido, atSistemas, consultora tecnológica de servicios de transformación digital, ha querido recoger algunos de los peligros a los que se pueden enfrentar las empresas a la hora de implementar esta nueva tecnología:
- Falta de conocimientos. Una de las principales barreras que tienen que superar las empresas para implementar soluciones basadas en inteligencia artificial es la falta de conocimiento y experiencia en la materia. Al ser un campo altamente especializado y debido a su elevado nivel de sofisticación, no resulta sencillo para las compañías adquirir el talento necesario para llevar a cabo proyectos exigentes.
- La confianza en sus decisiones. Los sistemas basados en inteligencia artificial se alimentan de datos que son usados para su aprendizaje, entrenando a los algoritmos para construir modelos que resuelven determinadas tareas. Si los datos de partida presentan sesgos, los sistemas pueden generar decisiones desequilibradas en términos raciales, de género, o presentar desigualdades y preferencias injustas. Además, a medida que los algoritmos se vuelven más complejos, disminuye la transparencia y puede ser difícil o incluso imposible comprender cómo se toman las decisiones.
Si la disponibilidad de los datos es limitada, no se podrán
encontrar los patrones y relaciones que permiten a
los sistemas tomar decisiones de forma precisa
- Privacidad y seguridad. Aunque en el año 2021 la Comisión Europea ya presentó un borrador de un reglamento sobre el uso y desarrollo de la inteligencia artificial, está actualmente todavía pendiente de aprobación por parte del Parlamento y el Consejo europeos. No obstante, el uso de la IA sí tiene asociada la obligatoriedad de cumplir con las leyes de protección de datos confidenciales y sensibles tanto de clientes como empleados de la propia empresa.
- Disponibilidad de los datos. La mayoría de los sistemas basados en IA dependen de enormes cantidades de datos para su construcción y mantenimiento. Si la disponibilidad de los datos es limitada, no se podrán encontrar los patrones y relaciones que permiten a los sistemas tomar decisiones de forma precisa.
- Infraestructura necesaria. No solo la disponibilidad y calidad de los datos es crucial para el desempeño de los sistemas de IA, sino que también lo es la infraestructura necesaria para su almacenamiento y procesamiento. La construcción de sistemas inteligentes depende en gran medida de una infraestructura potente que sea capaz de procesar grandes volúmenes de datos y, gracias a los avances en los campos de big data y el hardware de computación dedicado, se consigue superar la barrera de acceso que hace unos años tenían las empresas.
