Autora: María Pérez Roldán, directora comercial, marketing y comunicación de ISGF
Aproveché la última visita a mi querida Santander natal para hacerme una revisión dental, para lo que solicité referencias a mis familiares de una clínica de confianza.
Una vez más estuve muy atenta a todo el proceso de compra y de la experiencia que como clienta iba a vivir. Todo perfecto: desde la cita previa hasta la recepción, la sala de espera y el box, todo trabajado para los 5 sentidos; y por supuesto, una grata atención personal.
Pero lo que más me llamó la atención fue el minimalismo de la clínica. No sobraba nada, todo en su justa medida. En la sala de espera, ofrecían tablets y también revista en papel, y yo opté por la esta segunda opción, que curiosamente me dio a conocer a una gran mujer: Eugenia de Errázuriz, que elevó la simplicidad a una forma de arte.
![simple](https://eu-central-1.linodeobjects.com/contactcenterhub/2023/12/medical-5478792_1280-578x486.jpg)
Esta extraordinaria mujer, según la revista, a la que define como la Marie Kondo española (aunque realmente era chilena), hizo del minimalismo una forma de vida, creía en la belleza de la simplicidad y su prioridad fue deshacerse de lo innecesario para encontrar la esencia de las cosas.
Simplicidad
Leer sobre Eugenia de Errázuriz me llevó, cómo no, a relacionarlo con la idea de «simplicidad» de Steve Jobs y que tan bien explica su biógrafo Walter Isaacson en el librito ‘Steve Jobs. Lecciones de liderazgo‘. Para el fundador de Apple, la sencillez es la máxima sofisticación, por lo que buscaba simplificar las cosas centrándose en su esencia y eliminando todos los componentes innecesarios.
Una de las personas cercanas a Jobs, Ken Segall, el responsable de la «i» en los productos Apple y que dio con la clave del éxito a través de la sencillez al bautizar productos ya icónicos como el iBook, el iPod, iPhone y el iPad, nos da la siguiente definición sobre simplicidad:
La simplicidad es aquello con lo que los seres
Ken Segall
humanos se sienten instintivamente cómodos
«La simplicidad es aquello con lo que los seres humanos se sienten instintivamente cómodos. Es equivalente a claridad, evidencia y ausencia de confusión. Se trata de una cosa que es fácil de recordar y difícil de olvidar. La complejidad, por el contrario, es justamente lo opuesto. Se requiere trabajo adicional para absorber o apreciar los contenidos, implica muchas opciones y le falta orientación y sentido común».
Para los más curiosos, comentar que Segall lideró el equipo que creó la icónica campaña de Apple con el slogan de Think Different, que fue vital para revitalizar una marca que estaba casi muerta.
5 tips para hacerlo más simple
Siguiendo al creativo Ken Segall y sus ideas sobre la simplicidad, aquí os dejo cinco consejos para hacer los procesos más simples:
- Motiva (o, al menos, no desmotives) a tu equipo.
- Trabaja con equipos reducidos.
- Reduce las opciones.
- Ten siempre, pero siempre, presente al consumidor.
- Usa imágenes para transmitir conceptos.
Recuerda que los consumidores de hoy en día agradecen la simplicidad, la inmediatez y los diseños sencillos y prácticos.
En este sentido, es necesario detectar los aspectos de la experiencia de cliente de tu negocio que son demasiado complejos, y que se convierten en verdaderos lastres. ¡Busca minimizar el caos!
No te olvides de la actitud
Como este artículo verá la luz con el cambio de año, no puedo dejar de cerrarlo con una idea universal de que la «actitud es más importante que la aptitud» y os animo a buscar la excelencia en cada una de vuestras acciones de marketing y comerciales con este texto del Dr. Alonso Puig:
«Excelencia es el resultado de ocuparse más de lo que otros consideran lógico, de arriesgarse más de lo que otros consideran seguro, de soñar más de lo que otros consideran práctico y de esperar más de lo que otros consideran posible».
En definitiva, hazlo… hazlo simple, ¡y ya está!